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jueves, 18 de octubre de 2012

Persiguiendo la independencia financiera


Con este artículo comienzo la publicación de una serie de centrada más en la psicología del traider que en aspectos puramente técnicos, creo que en este mundo la mentalidad emocional es el aspecto más importante para un buen traider.

Del trading lo único que he aprendido por ahora, (único pero muy importante) es la necesidad y utilidad de una disciplina emocional y, sobre todo, intelectual, lo que se plasma en la construcción de sistemas. Un sistema es un conjunto de reglas que van determinando las actuaciones de respuesta al impacto  de la evolución de los mercados en nuestra cartera de inversión.

El uso de estrategias de inversión tiene por objetivo preservar el capital acumulado y, a ser posible, incrementarlo pero siempre teniendo como guía fundamental la conservación del capital. A medida que el capital va siendo más importante, también van siendo más determinantes los resultados de la gestión financiera, dentro de su natural e inevitable volatilidad, hasta un punto donde se puede empezar a plantearse el prescindir de los ingresos externos (objetivo de todo traider pero alcanzado por muy pocos). 

La independencia financiera no sólo depende de los ingresos, sino también de los gastos. Estamos dentro de una sociedad dominada por un vacuo consumismo que proporciona a un amplio segmento de la población las rentas suficientes para practicarlo (evidentemente, pienso en el contexto en el que vivo, el de la sociedad española, el mundo en conjunto es otra cosa, por desgracia). Alcanzado un cierto estatus personal y profesional, no alto, sino de simple clase media, un consumidor racional puede ahorrar con relativa facilidad. 

Para plantearse la independencia financiera con garantías, es absolutamente necesario un ejercicio de racionalización del gasto. Podemos distinguir tres tipos de gastos: los verdaderamente imprescindibles, los que son prescindibles pero deseables, porque contribuyen significativamente a mejorar nuestra calidad de vida, y los prescindibles, que no nos aportan nada o bien la obtención del dinero para pagarlos supone un esfuerzo desproporcionado respecto a lo que nos aportan. 

Lo que queda tras este proceso de depuración será el nivel óptimo de gasto, que varía según los individuos y sus gustos, pero que es mucho más bajo de lo que nos sugiere el modelo social imperante. El nivel óptimo de gasto está constituido por la suma de los gastos imprescindibles y deseables y podemos optar entre esperar a alcanzarlo plenamente o asumir ciertos sacrificios en los gastos deseables a cambio de acceder antes al objetivo de independencia. Ello depende de cuanto valoremos esa independencia. 

Una referencia indicativa de cual sería el capital necesario para afrontar la independencia financiera es, una vez calculado el importe de los gastos anuales necesarios de acuerdo con lo indicado más arriba, multiplicarlo por 40. Es decir, si nuestro gasto anual previsto es de 15.000 unidades monetarias (euros, dólares o lo que sea) necesitaremos 600.000 unidades monetarias.
¿Que no queremos esperar a semejante acumulación de capital? Tenemos el atajo del apalancamiento sobre el que asienta el equívoco atractivo del trading. Al operar con productos derivados sólo se exige un  depósito que supone un porcentaje muy pequeño del subyacente sobre el que se está operando. Por ejemplo, el futuro sobre el eurodólar tiene un subyacente de 125.000 dólares, pero sólo requiere depositar 2.400 euros de garantía, es decir, menos del 5%. De esta manera multiplicamos por más de 20 nuestras ganancias respecto a operar al contado. 
El problema está en que los resultados se liquidan diariamente y si estamos en pérdidas hemos de reponer el dinero o se liquidará la posición usando las garantías para cobrar la deuda. Así que necesitaremos más dinero que el de la garantía para ir cubriendo esas pérdidas (mucho más en realidad), lo que va reduciendo el apalancamiento y, en consecuencia, la fantástica rentabilidad que en teoría se puede obtener.
Teoría que alimenta toda la insufrible charlatanería en Internet y fuera de Internet sobre como hacerse rico con la especulación en los mercados sin apenas tener que aportar capital inicial.

El planteamiento más serio al respecto, practicado por cualquier auténtico trader profesional, pasa por varias etapas hasta determinar el capital necesario. 
Primero, crear un sistema es decir un conjunto de reglas de actuación que nos va a indicar que lo que tenemos que hacer, cuando entrar, cuando salir, donde entrar, cual es el tamaño adecuado de la posición, etc.
Luego aplicar estas reglas a una serie histórica de datos que nos dará una estadística, no del todo exacta porque la realidad es más compleja que la simulación teórica, aunque bastante aproximada si ya se conocen los recovecos de esa realidad, como los llamados "deslizamientos" (slippages). Esta estadística nos dará el importe del peor pérdida (drawdown) del sistema en el pasado.  La cantidad mínima necesaria será
la suma de la peor pérdida más las garantías. A partir de ahí es aconsejable (personalmente diría que imprescindible) un margen de seguridad adicional ante la posibilidad de que las rachas de pérdidas futuras sean mayores que las pasadas.
El resultante permite apalancamiento, pero mucho menor que el teórico. Por ejemplo, si la máxima racha de pérdidas ha sido del 25% en un futuro euro-dólar tendremos que
tener un capital mínimo de 125.000*25%= 31.250 más las garantías. Si queremos aplicar la regla del 40 antes indicada, tendríamos, para el ejemplo de una renta de 15.000, que operar con 4 futuros y disponer de al menos 125.000 dólares, más las
garantías adicionales, más el margen de seguridad que consideremos prudente. 

Un trading bien aplicado, siguiendo la metodología descrita y siendo riguroso en la aplicación de las reglas del sistema, es algo sólo al alcance de una minoría de personas
por razones de índole psicológica. Suponiendo que tengamos las cualidades psicológicas adecuadas, que es mucho suponer de entrada, yo soy un tanto escéptico sobre el trading como opción válida para garantizar la independencia financiera. 
Mi primera objeción es de índole más general y conceptual, se refiere a la fragilidad de los conocimientos obtenidos con una metodología meramente estadística. Esto se debe a lo que en filosofía se conoce como "el problema de la inducción", cuya explicación en detalle excede este texto, pero que está detrás de la "misteriosa" querencia
de los sistemas a tener drawdowns mayores que los previstos en el estudio previo o a, sencillamente, dejar de funcionar, ofreciendo a la larga resultados distintos y mucho peores de los previstos, para desesperación del trader novicio. 
A este problema, intrínseco e inevitable, intuyo que se está sumando otro que puede desembocar en unas esperanzas bastante sombrías de futura rentabilidad. Me refiero asu
generalización. 

Una parte del éxito histórico del trading que ha permitido a algunas personas vivir con los beneficios obtenidos se debe a su escasa difusión, producto las elevadas barreras
de entrada en forma de altas comisiones, dificultad de acceso a la información sobre precios y sobre estrategias, e inexistencia o insuficiencia de herramientas de análisis. 
Esta situación ha cambiado drásticamente con la introducción de las tecnologías de la información, con el acceso masivo a  Internet y con la globalización. Ahora es fácil y muy económico operar y, además, hay acceso gratuito o barato a la información y a herramientas de análisis muy sofisticadas. 
El resultado es que muchísimos jóvenes de todo el mundo nos sentimos fascinados por el atractivo del trading y comienzan a operar.
La inmensa mayoría  terminarán arruinándose o aburriéndose. Pero, como estamos hablando de una oleada a escala planetaria, los supervivientes van a ser muchos
numéricamente y además muy capacitados tras la darwinista selección.
Esto puede desembocar en unos rendimientos decepcionantes en la medida que el crecimiento en el volumen de los mercados debido a la globalización no baste para compensar el aumento de operadores. Y también en una mucha mayor exigencia de capacidad personal para afrontar con unas mínimas garantías de éxito un entorno tan competitivo. 
En tu caso personal hay una objeción adicional. En ningún caso el trading puede ser una salida a una situación laboral y económica difícil porque requiere una situación emocional lo más estable posible. Operar requiere unas cualidades naturales de autocontrol emocional, pero la persona más autocontrolada del mundo difícilmente podrá aguantar la tensión que supone el estar operando con la amenaza de que una racha de pérdidas más grande de lo esperado le deje le deje literalmente sin dinero para comer. 

Mi opinión, para resumir es: 

1. Que te olvides del trading como alternativa y busques otro tipo de actividad desde la cual obtener un dinero con el que luego probar con el trading, sabiendo que su eventual pérdida va a ser desagradable, pero no trágica.

2. Que dediques un esfuerzo a diseñar y poner en marcha un plan de racionalización del gasto, en la línea de lo que te he apuntado. Es algo que siempre y en cualquier circunstancia te va a merecer la pena. Aunque no llegues a alcanzar la independencia plena, habrás dado un paso de gigante hacia ella y a disfrutar más de la vida con menos dinero.

3. Si realmente te gusta el trading, primero intenta aprender. Hay buenos libros y también buena y amplia información en Internet. Empieza con "paper trading"
haciendo operaciones imaginarias para ver cómo funcionan los sistemas. En un momento dado, salta a operaciones reales pero con cantidades pequeñas de dinero y estando en la situación apuntada en el punto 1.

4. Si la experiencia va confirmando que realmente te gusta y que tienes cualidades (ambas cosas), puedes plantearse objetivos más ambiciosos, incluso la dedicación a tiempo completo, aunque me permito recordarte mis objeciones. No pretendo convencerte de lo contrario, sino que seas consciente de los riesgos que corres
aunque las cosas te estén yendo bien.

5. JAMÁS confíes tu dinero a gente que te ofrezca a cambio grandes rentabilidades mediante el trading. Si fuera tan sencillo y seguro ganar dinero, ¿por qué no arriesgan el suyo? Aún partiendo de cantidades iniciales modestas, la reinversión de los beneficios y el interés compuesto conducen en unos pocos años a rendimientos astronómicos si la tasa es lo suficientemente alta (por encima del 20% anual).

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